Rayo fulmina a dos jóvenes


EL PROGRESO, Yoro.- Como un “suertudo” calificaron los médicos del centro asistencial de esta ciudad, a un joven que se salvó de “milagro”, luego que cayera un rayo cerca de donde se encontraba departiendo con otros  muchachos que resultaron fulminados en Urraco Pueblo.

Mateo Alonso Núñez lamentó que una tarde de diversión junto a sus amigos José Ananí Ortiz y Luis Rodríguez Lazo, se haya convertido en tragedia.
Mateo Alonso Núñez (22), relató a LA TRIBUNA, que el pasado viernes se encontraba junto a José Anoní Ortiz (21) y Luis Rodríguez Lazo (21), cerca de la orilla del río Ulúa, departiendo bebidas alcohólicas y al filo de las 6:00 de la tarde, los relámpagos alumbraban sus rostros, como una señal de que pronto caería una tormenta.

A los pocos minutos se escuchó el enorme estruendo de un rayo sobre las aguas del río que, a la vez, impactó a los jóvenes, quienes sufrieron una fuerte descarga eléctrica. El ruido alarmó a los pobladores, ya que se imaginaron que “el cielo se estaba cayendo”, porque ni siquiera estaba lloviendo y con temor prefirieron encerrarse en sus casas.

A los pocos minutos, familiares de los muchachos se desplazaron hasta el lugar y observaron que Ortiz y Rodríguez Lazo, estaban muertos, mientras que Núñez permanecía en estado inconsciente.

Uno de los jóvenes estaba inerte aproximadamente a un metro del sitio, mientras que el otro cayó al agua y presentaba múltiples quemaduras en su cuerpo. Los cadáveres fueron trasladados por parientes a sus hogares, sin esperar a las autoridades correspondientes para que realizaran el levantamiento de ley, arguyendo que no era necesario llevarlos hasta la morgue sampedrana, porque son personas de escasos recursos económicos y que irían a perder el tiempo y dinero.

UN ESTRUENDO

Familiares de los sobrevivientes rápidamente lo trasladaron al hospital de El Progreso. Núñez, quien se dedica realizar trabajos de albañilería,  relató que al despertarse ya estaba en el hospital y que se entristeció cuando supo que sus amigos habían muerto y lo que comenzó como una diversión, acabó en tragedia.

“Solamente recuerdo que estábamos tomando y de repente se escuchó un estruendo; cuando desperté ya estaba aquí y los médicos me dijeron que soy un suertudo, porque lo que pasó no fue algo leve, pero gracias a Dios, ya me estoy recuperando”, expresó en su lecho de enfermo.

“Milagrosamente” el joven, únicamente sufrió leves contusiones en el rostro, pero  pese a ello, los médicos decidieron dejarlo bajo observación, para evitar que haya complicaciones, aunque los análisis dan buenos resultados.

Los restos de los ahora occisos, quienes laboraban en una finca bananera y de palma africana, respectivamente, fueron sepultados ayer por la tarde, en un cementerio de su lugar de origen, en medio del dolor, llanto y tristeza de los dolientes. (MV).


Tomado de: http://www.latribuna.hn

Comentarios