Los rayos incendian el cielo de Euskadi

Cada minuto, 6.000 rayos impactan en algún lugar del planeta. Euskadi es una de las comunidades autónomas más afectadas por este fenómeno meteorológico, uno de los más peligrosos, de consecuencias más imprevisibles y errático comportamiento que existen. 
Las tormentas con aparato eléctrico están afectando este año con inusual virulencia al País Vasco -especialmente, a Álava- debido a que la temperatura de la atmósfera está siendo más cálida de lo habitual. El número de rayos que han impactado desde enero en algún punto de la geografía vasca es cuatro veces superior al registrado en el mismo periodo del pasado ejercicio.

La Agencia Vasca de Meteorología ha contabilizado hasta esta semana, en plena temporada de tormentas, 2.200 rayos nube-tierra. Los denominados nube-nube -que no llegan a impactar en la superficie terrestre- pueden contarse por cientos de miles. En los mismos meses de 2010 el balance fue notablemente inferior: apenas 556 relámpagos cayeron en algún lugar de la orografía vasca.

«Destructivos»

 
El jefe de Meteorología de Euskalmet, José Antonio Aranda, explica que la causa de esta inusual actividad reside en el mayor calentamiento de la atmósfera. Las tormentas se generan por contraste térmico, cuando la diferencia entre las masas de aire de las zonas altas y bajas es muy extrema. El primer cuatrimestre ha sido catalogado por los expertos como «cálido». Mayo, de momento, mantiene esa misma tendencia.
En apenas cuatro meses han caído en Euskadi la mitad de rayos que en todo el ejercicio anterior (fueron entonces alrededor de 5.000). Aranda reconoce que, pese a lo espectacular del dato, aún es pronto para concluir que esta diferencia constituya algo «excepcional». «Llevamos todavía pocas series de datos. Comenzamos a estudiar este fenómeno hace unos tres años. Y, además, cada vez son más exactas las mediciones», explica. Antes de final de 2011, Euskalmet incorporará a su web todos estos datos, que podrán ser consultados por el público general y permitirán conocer, prácticamente en tiempo real, en qué lugar ha caído un rayo.
Aranda subraya que esta información no solo es valiosa a efectos estadísticos y como «una herramienta más» para la observación y predicción meteorológica, sino que es «esencial» para aquellas personas que sufran daños por el impacto de un rayo y quieran reclamar indemnizaciones a las compañías de seguros. «No hay que olvidar que son tan destructivos que pueden llegar a provocar muertos y que las poblaciones, en general, no están muy protegidas ante este fenómeno». Afortunadamente, es más común que escampe sin tener que lamentar consecuencias fatales, aunque «es bastante habitual» que los rayos dañen líneas eléctricas o electrodomésticos. «Hay compañías con torres de comunicaciones, empresas, bancos... que nos piden que les avisemos con antelación de que se acerca una tormenta. Desconectan sus sistemas y se alimentan de sus generadores hasta que pasa; así se garantizan que no van a sufrir daños», explica el responsable de la Agencia Vasca de Meteorología. También los campos de golf o las empresas que organizan actividades al aire libre demandan este tipo de información.
 
'Escuchar' los rayos
 
Euskadi es una de las comunidades más proclives a atraer el impacto de un rayo, aunque en menor medida que algunas áreas de Teruel, Levante o Cataluña. Este año, Álava está sufriendo de forma especial la temporada de tormentas, que tradicionalmente comprende desde marzo hasta septiembre u octubre. Las sierras de Cantabria, Badaia o el parque natural del Gorbea son las zonas donde más rayos han impactado, aunque Vitoria no ha quedado al margen de las descargas eléctricas. «En las últimas tormentas hemos tenido mediciones dentro de la ciudad, como en el barrio de Abetxuko e incluso en la piscina de Mendizorroza», señala Aranda.
¿Cómo es posible conocer con precisión estos datos? Euskalmet emprendió en 2008 el despliegue de una red de sensores por el territorio vasco capaces de ubicar el lugar exacto en el que cae un relámpago. La técnica utilizada, según detalla el meteorólogo, se basa en 'escuchar' los rayos, que no dejan de ser descargas electrostáticas que emiten «energía en un montón de frecuencias diferentes». Así, la agencia vasca mantiene una red principal de cuatro sensores que captan esas ondas desde sus ubicaciones de La Cerroja, Beluntza, Matxitxako y Roitegi. Al mismo tiempo, Euskalmet dispone de un segundo sistema de medidores de control para evitar errores. Cada uno de esos sensores están sincronizados entre sí por GPS con una precisión de una millonésima de segundo para evitar desfases. Después, mediante un sistema de triangulación, es posible identificar la potencia del rayo y el lugar exacto en el que ha caído «con un error máximo de 200 metros».
De este modo, en los anales de Euskalmet figura que el rayo más potente detectado por esta red cayó el pasado 3 de diciembre en las inmediaciones de Hondarribia: 243 kiloamperios, seis veces más que la media. Este año, el récord lo tiene una descarga caída en las inmediaciones de Etura (Álava): 157 kA, cuatro veces la intensidad de un rayo convencional, que ronda los 40 kA. ¿Cuánto supone en cantidad de energía liberada? «Un rayo medio es como mantener encendida una bombilla durante todo un año. Esta cantidad no es tan llamativa como su impresionante potencia, que es donde reside su capacidad destructora, ya que toda esa energía pasa en una centésima de segundo», señala Arana.

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