El subestimado peligro del rayo

Los rayos o relámpagos son el “subestimado” peligro del clima; los llama el National Weather Service. Además los clasifica como la segunda amenaza más grande de las inclemencias del tiempo. La primera son las inundaciones.

El relámpago no es más que una chispa producida cuando las cargas eléctricas repentinamente se trasladan de nube a nube o de una nube a la tierra. Después que se ve el relámpago, se escucha un ruido muy fuerte, producido por la expansión del aire al paso de la descarga eléctrica, esto es lo que se conoce como trueno.
Todo esto ocurre prácticamente al mismo tiempo, sin embargo, primero se observa el relámpago y después se escucha el trueno, esto se debe a que la luz viaja más rápido que el sonido. La velocidad de la luz es tan rápida que se ve el relámpago inmediatamente, pero como el sonido se propaga más despacio, el ruido del trueno llega después.

Solo un 10 por ciento de las personas alcanzadas por la descarga de un rayo sufren consecuencias fatales. Un 90 por ciento de las víctimas sobreviven, según información publicada en el Annals of Emergency Medicine (2002), aunque pueden padecer efectos secundarios e incapacidades permanentes.

La única medida para evitar estas desgracias es la prevención. De ahí el reciente llamado de los médicos del American College of Emergency Physicians (ACEP) en el que advierten al público sobre el peligro de los rayos y la importancia de tomar las debidas precauciones.

“El riesgo de ser alcanzado por un rayo se relaciona directamente con el hecho de no tomar las precauciones apropiadas’’, declara la doctora Sandra Schneider, del ACEP.

“Es cuestión de usar el sentido común. Si tiene planes de estar al aire libre, infórmese los pronósticos locales del tiempo”, aconseja.

Cuando las temperaturas del verano suben, el fenómeno repercute en una atmósfera más inestable que causa cambios severos en el tiempo, como las tormentas y sus respectivos relámpagos. Aunque el riesgo de ser alcanzado por un rayo es bajo, las posibilidades aumentan cada año durante esta estación, más aún en estados como la Florida.

“Tampa es la capital de los relámpagos, aunque no son muchas las emergencias que se presentan en este aspecto”, dice el doctor Kelly Okeeffe, especializado en medicina de emergencias, quien trabaja en el General Hospital de Tampa.

Por lo general, la primera consecuencia que sufre una persona que ha sido alcanzada por un rayo puede ser un paro respiratorio o cardiaco y es importante brindarle auxilio.

“No hay peligro para aquellos que tocan a quien que ha sido alcanzado por un rayo. La descarga no pasa como sucede con la corriente eléctrica, aclara el doctor Javier González, médico de emergencias en el Florida Hospital, en Orlando.

“Es importante tomar los signos vitales como el pulso, el ritmo cardiaco y la respiración y, si fuera necesario, practicar la resucitación cardio pulmonar (CPR) y llamar de inmediato al 911”, destaca el especialista, que dice haber atendido emergencias de este tipo, aunque no a menudo.

El paso siguiente es moverse a un lugar seguro.

Aparte de sus efectos inmediatos, los rayos pueden causar daños a largo plazo en sus víctimas.

“El sonido que lo precede puede afectar los tímpanos y dejar problemas auditivos; puede causar daños en los ojos, como cataratas, e incluso, daños neurológicos, entre ellos problemas de concentración, memoria, insomnio y depresión. También pueden sufrir dolores neuropáticos, entre otros”, explica el doctor González.

En los Estados Unidos, de acuerdo con las estadísticas de ACEP, un promedio de 55 personas mueren anualmente a causa de los relámpagos y más de cien sufren heridas y secuelas.


Más información De acuerdo con el National Weather Service, se calcula que los rayos alcanzan la tierra casi 25 millones veces por año en los Estados Unidos. Entre sus recomendaciones figuran: 
  • Infórmese del pronóstico del tiempo antes de hacer planes al aire libre, en campos de deporte o en la playa. 
  •  El sonido de los truenos, aunque no se vea un relámpago, ya implica riesgo.
  • Si está afuera, antes o durante de una tormenta eléctrica, ubique un refugio lo antes posible, preferiblemente en un edificio cerrado o en un auto. Como último recurso, agáchese. No se refugie bajo un árbol, los objetos altos tienen más posibilidades de ser alcanzados. 
  • Apague y aléjese de aparatos eléctricos como televisores, computadoras y herramientas eléctricas. 
  • No use teléfonos fijos con cable e inalámbricos. Es más seguro usar teléfono móvil. 
  • No se acerque al agua, no permanezca en la piscina.
  • No toque objetos de metal. 
  • Espere 30 minutos después del último relámpago antes de volver asus actividades afuera. 
  • Evite estar cerca de vayas o gradas de metal.
 Tomado de: http://www.elnuevoherald.com

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