Rayos, un riesgo permanente para los aviones

Especialistas aeronáuticos consultados en Francia explicaron que el impacto de un rayo por si solo no provoca un accidente, ni puede romperlo.
Los rayos, que parecen ser uno de los factores que desencadenaron el accidente de un avión al aterrizar este lunes en Colombia, constituyen un riesgo permanente para las aeronaves.

Un Boeing 737-700 de la aerolínea colombiana Aires, procedente de Bogotá, fue alcanzado por un rayo cuando se disponía a aterrizar en la isla de San Andrés (norte), lo que al parecer provocó que se estrellara partiéndose en tres. El accidente dejó una persona muerta y 120 heridos.

"Los aviones comerciales son blanco de rayos, en promedio, una vez cada 1.000 horas de vuelo", indicó recientemente la Oficina Nacional de Estudios e Investigaciones Aeroespaciales (ONERA) de Francia en su sitio web.
"Este fenómeno es tenido en cuenta en el diseño de los aviones, con el fin de proteger los mandos eléctricos de vuelo y los equipos", añadió la ONERA.
Especialistas aeronáuticos consultados en Francia explicaron a su vez que el impacto de un rayo por si solo no provoca normalmente un accidente, ni puede romperlo.

Pero, precisaron, un cambio repentino de dirección del viento (cortante de viento o 'wind shear') o una fuerte turbulencia --que puede ser consecuencia de un rayo-- en el momento del aterrizaje sí es capaz de provocar la caída brusca del avión.

En general el rayo se propaga por la superficie externa del avión, cuya estructura es esencialmente de aluminio --un excelente conductor de electricidad--, debido al efecto de caja de Faraday.

El circuito eléctrico puede resultar afectado, pero tras un estrépito a bordo del avión y el reinicio del sistema, todo vuelve a funcionar con normalidad.
"Un rayo puede tener una consecuencia mecánica, puede perforar el aparato, aunque normalmente éste puede continuar volando", señaló recientemente Vincent Favé, un experto consultado por los tribunales sobre accidentes

aéreos.
"Puede también ocasionar daños en el sistema eléctrico, que pueden afectar a su vez la electrónica del avión, que es algo más nefasto", añadió.
El uso de nuevos materiales compuestos a base de fibra de carbón y de resina --cada vez más frecuente en la industria aeronáutica para reducir el peso de las aeronaves y su consumo de carburante-- incrementa su vulnerabilidad, debido a que estas partes no metálicas tienen una menor capacidad de absorber el rayo.

En los últimos 15 años solamente tres accidentes parecen haber sido ocasionados por un impacto de rayo.

El 17 de septiembre de 1996 un avión biplaza Rutan-Long Ez se estrelló en la región de Hérault, en el sur de Francia, según la investigación oficial.

Luego, el 22 de junio de 2000, un biturbohélice Yun-7 de la aerolínea china Wuhan Airlines chocó contra un barco, tras atravesar una violenta tormenta cerca de Wuhan (China), causando la muerte de los 42 pasajeros y siete personas que se encontraban en el navío.

Un rayo también parece ser la causa del accidente de un Boeing 737-800 de Kenyan Airways, que se estrelló el 5 de marzo de 2007 después de despegar tras una escala en el aeropuerto de Douala, en Camerún, dejando 114 muertos.

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