Hace casi un año, un rayo mató a tres jóvenes

En sintonía con la tragedia de ayer, cuando un niño murió sepultado por la arena del pozo que cavaba, hace casi un año, el jueves 9 de enero de 2014, un rayo mató a tres jóvenes en una playa de Villa Gesell, cuando disfrutaban de un día de playa en el Balneario Afrika.


Cayó a media tarde, en medio de una tormenta, cuando el balneario Afrika estaba aún lleno de turistas y generó pánico y 22 heridos.

Cayó sobre las carpas que en primera fila miran al mar. “Fue un destello tremendo, un gran fogonazo”, resumió una testigo todavía conmovida. El estruendo sacudió desde la línea de carpas hasta los edificios céntricos. El rayo que a media tarde, en lo que era el inicio de una típica tormenta de verano, sacudió al balneario Afrika dejó tres jóvenes muertos y 22 personas heridas, una de ellas de suma gravedad.

Fue todo pánico en la arena. En medio del diluvio, con más truenos y rayos, y la conmoción de los bañistas que poco entendían lo que ocurría, se improvisó un operativo de rescate y asistencia de las víctimas. Guardavidas, empleados del lugar y varias personas que hasta pocos momentos antes disfrutaban de la playa, todos intentaron ayudar, mientras familias enteras, sorprendidas y aterradas, huían del parador con sus hijos pequeños en brazos.

Las víctimas mortales fueron identificadas como Gabriel Rodríguez, de 20 años, oriundo de la localidad bonaerense de Henderson; Nicolás Elena, de 19 años, de la de 9 de Julio, y Agustín Irustia, de 17 años, de San Luis. Los tres murieron en el acto y sobre la misma arena. “Fue tremendo, como una sensación de fuego en la primera hilera de carpas”, contó Osvaldo García, responsable del parador Dalí, lindero a Afrika y cerca de las carpas que enfrentan al mar y que fueron epicentro de esta tragedia.

La tormenta eléctrica llegó poco después de las 16, cuando había transcurrido un día gris y pesado. También caluroso, lo que había llevado a mucha gente a disfrutar de la playa a pesar de la ausencia de sol. Cuando cayó el primer chaparrón y los nubarrones oscuros se acercaban, comenzó el éxodo de bañistas. Pero muchos se quedaron, incluso en el mar o compartiendo juegos en la orilla. “Un grupo se quedó jugando al voley y entre ellos estaba alguno de los chicos que fallecieron”, contó Mariano, un catamarqueño de 16 años que vio todo desde su carpa, a menos de 30 metros de donde cayó el rayo.

“Fue una explosión y toda mi familia corrió para proteger a los más chiquitos y a mi abuelo”, dijo el adolescente. Cuando se acercó a las primeras carpas vio a varias personas tendidas en el piso y escuchaba gritos. “Le levanté la mano a uno para ayudarlo y se le cayó pesada, como si estuviera muerto”, dijo sobre uno de los jóvenes tendidos frente a la carpa número 5.

Aún bajo el diluvio, con los guardavidas a la cabeza, se organizó la asistencia. Mientras llegaban los equipos médicos de emergencia, se intentó evacuar a los heridos. Se usaron las reposeras como camillas. También un cuatriciclo que estaba en el lugar para llegar hasta la avenida costanera, por entonces ya anegada, lo que impedía el acceso a las ambulancias y patrullas. Mientras tanto, los guardavidas hacían intentos vanos con técnicas de reanimación cardiopulmonar. “Intentaron, pero los chicos murieron en el acto”, contó un empleado del parador.

Tomado de: www.lacapital.com.ar

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